lunes, 2 de junio de 2008

Ennio Morricone, un viaje por los sentimientos a través de imágenes musicales.

107 excelentes músicos de la Roma Sinfonieta, un poco más de 100 coristas del Coro de México, una soprano sorprendente, Susana Rigacci, y todos ellos bajo la dirección de un genio de la música, el Maestro Ennio Morricone.
Hago todas estas precisiones porque cuando diga lo que me pareció el concierto al que asistí el sábado, en el Auditorio Telmex, les va a parecer exagerado. Aún así, lo quiero compartir con ustedes, mis amigos.

Puntualmente, los primeros en subir al escenario fueron los integrantes del Coro de México, le siguieron los de la Orquesta Roma Sinfonieta y en seguida el Maestro Ennio, quien antes de iniciar dedicó el concierto al Sr. PresidenteMunicipal de Guadalajara y aprovechó para enviar un saludo: "...Desidero trasmettere un saluto a Pietro Tapia" (Sí, como no ;).
Comenzó el concierto, con el sonido característico del piano, las cuerdas, los trombones y la fuerza de Los Intocables, suavizándose un poco con Érase una Vez en América y al contar La Leyenda de 1900.


Siguieron dos adagios y luego unas Sábanas Desordenadas que, tenían razón para estarlo, la música era ya en sí misma un placer y una inspiración.
Ahora el maestro nos quizo contar una de vaqueros y, con el sonido inconfundible del clarinete, el fagot y las campanas tubulares, no sólo nos contó una, sino cuatro, y seguramente varios de los que estábamos ahí presentes quisimos haber estado Una Vez en el Oeste, y acompañar a El Bueno, El Malo y El Feo, en su Extasis del Oro, sólo por escuchar esta maravillosa música al momento de contar nuestras aventuras.
El coro de México hizo su intervención, junto con la soprano Susana Rigacci, y la verdad sí me emocioné. Después de esto, estoy más convencido de quiero ir al cielo, porque si así sonaba un coro de humanos (humanos virtuosos, pero humanos al fin), me imagino que los coros de ángeles deben sonar aún mejor y eso no quiero perdérmelo.


Por lo pronto podría decir que en ese momento casi, casi creí que verdaderamente estaba en una sucursal del cielo.
Intermedio, apenas un momento para recuperarnos de este viaje al viejo oeste y preparanos para lo que seguía.
Casi otra hora de buena Música de cine, cómo será de bueno Ennio, que es capaz de hacerte llorar con la belleza de los Pecados de Guerra, aquí nuevamente el Coro de México se lució durante sus intervenciones, tanto en Pecados de Guerra, como acompañando al sonido peculiar (aunque sintético) del órgano monumental, en Abolicao (Abolición).


Vino enseguida El Desierto de los Tártaros, Ricardo III y habíamos llegado a La Misión para despedirnos con el Oboe de Gabriel (mágico, excelso, casi maravilloso), Cataratas y Así en la Tierra Como en el Cielo.

Un momento, ¿dije despedirnos?, al menos era lo que marcaba el programa, yo no lo quería creer, ¿y el Cinema Paradiso?
Pensé que era parte de la "sorpresa", esa sorpresa que los artistas dejan para el final, cuando el público los ovaciona y piden "otra, otra", y además porque de alguna manera me negaba a aceptar que el Maestro Ennio Morricone se iba a ir y dar por terminado el concierto sin hacernos llorar con la música de Cinema Paradiso. No era demasiado pedir, una más, todos los artistas tocan una más.
Sí lo hizo, volvió al escenario, pero no fue una más, fueron cuatro más, y claro llegamos al Cinema Paradiso, y llegaron los invitados: mil imágenes, recuerdos y deseos que sólo el lenguaje universal de la música es capaz de evocar de una sola vez y que gracias a el Maestro Ennio Morricone esta vez pudimos hacer el viaje y reunirnos con ellos.

Así fue como llegamos al final del concierto, el Maestro tomó sus partituras en brazos, volteó y agradeció al público, un agradecimiento recíproco. Gracias a Ennio, por su sensibilidad traducida en imágenes musicales. Nos vemos, hasta la próxima.
La próxima semana prometo un tema menos serio, y así sucesivamente conforme vayan surgiendo o mis amigos me vayan sugiriendo.
Quejas, sugerencias, recetas de cocina y otros comentarios siempre son bienvenidos.

PD.: Aquí les dejo el final de la película Cinema Paradiso, para que vuelvan a llorar. Si no la han visto vean el clip bajo su responsabilidad, conste que les advierto que es el final.

1 comentario:

Anónimo dijo...

orale ese ai t dejo mi firma, p k no digas ke uno es mal pex
todo bien pro pk tan cerio